La decisión de los líderes de la UE para un nuevo paquete de sanciones financieras que incluye también la prohibición de importar a la UE petróleo de Rusia, está lejos de considerarse un gesto dirigido a la pacificiación más breve posible.
Queda claro que el resultado de esta táctica es todo lo contrario; tales decisiones de guerra económica simplemente aumentan las tensiones, refuerzan la lógica del militarismo y alimentan a los nacionalistas y los belicistas.