Hoy estuvimos en la cita habitual de los “miércoles de los jubilados”, y había muchísima gente, ya que coincidía con la movilización en “defensa de la Universidad Pública”.
Un mundo de gente copó las calles de Buenos Aires, como ocurrió en otras ciudades del país, y no podría haber operativo anti piquetes, ya que las calles en torno al Congreso Nacional estaban colmadas de militancia, organizada y “suelta” (por su cuenta). Del Congreso hacia la 9 de julio toda la Avenida de Mayo copada, lo mismo por Callao desde Rivadavia a Corrientes. El operativo policial no estuvo destinado a sacar a la gente de las calles, sino a alejar el tránsito del lugar de convocatoria.
Multitudes trajinando en uno y otro sentido. Con humor un toque de humor me interrogaba por qué unos vamos en un rumbo y otros a contramano entorpeciendo el tránsito de la movilización. Todos bajo el mismo objetivo y cada quién buscando donde estacionarse para expresar colectivamente su descontento.
Bandas musicales, transeúntes atrás de carteles, padres y madres explicando a sus hijos o menores acompañantes distintas cuestiones atinentes a los marchantes. Puestos de choripán y alimentación, de banderas y suvenires, como identificación sociopopular de un acontecimiento de masas.
Una multitud constituida en sujeto por consignas que reivindican una tradición histórica asociada a la reforma universitaria, la escuela pública y al derecho a la educación. Y también solidaria con el reclamo de jubilados y pensionados.
Por ahí escuché que éramos más de 500.000, quizá más, o menos, pero inmensa movilización. Una reivindicación muy sentida, como la solidaridad con los jubilados.
En medio de la multitud se escuchaba la vos del orador de la Mesa Coordinadora Nacional de Jubilados y Pensionadas especificando el reclamo en el marco de una protesta que trasciende la demanda previsional y educativa. Se aludía al día internacional de lucha conmemorado ayer, 1 de octubre, en sintonía con una campaña global de la Unión Internacional Sindical de la Federación Sindical Mundial, la UIS-FSM.
Un periodista decía que era una movilización legítima, como lo era el gobierno de Javier Milei, algo que se pone en duda en este momento, especialmente por los vetos a las leyes del Congreso Nacional; la del financiamiento previsional y la del universitario, vetada ayer.
La política en debate
Más allá de la legitimidad, la discusión es sobre la política, la de la representación expresada en la institucionalidad constitucional, desafiada por los vetos, constitucionales pero autoritarios, del poder ejecutivo. Y, por el otro lado, la política de la organización y movilización social.
El país está cambiando y por eso hay un ultraliberal en la presidencia y un reordenamiento de las propuestas políticas. Lo partidario tradicional saltó por el aire. La ultraderecha ya no necesita de un “golpe militar” (cívico, eclesial, militar, etc.). Ahora tiene votos y se constituye como partido nacional para disputar próximos turnos electorales, en 2025 y 2027.
Todo el arco político partidario más tradicional estalló. Es más, si antes la divisoria era gobiernos dictatoriales vs constitucionales, y éstos eran un debate entre radicalismo y peronismo (hegemonizando frentes), ya en los últimos años, pos crisis 2001, la lógica de la disputa y el debate fue entre kirchnerismo y macrismo, detrás de quienes se enrolaban distintas vertientes de las principales tradiciones políticas, especialmente radicales y peronistas.
La novedad se potencia en la coyuntura política. La derecha tiene su interna y Milei aparece disputando la hegemonía. Quienes debaten a la ultra derecha y disputan la gestión capitalista están en reorganización, para lanzar nuevos liderazgos, con vieja o nueva música. La izquierda también está en recomposición, visible en representación institucional por la tradición trotskista y sin articular, aun, con una inmensa expresión crítica al capitalismo de diferentes tradiciones, en el marxismo y más allá en el nacionalismo popular y revolucionario.
No solo hay reagrupamientos en los partidos, sino también en el movimiento social, en donde se disputa el proyecto político que los conducirá.
¿Será la ultraderecha en el gobierno la que hegemonizará al movimiento social y a la sociedad? Es lo que quisieran y por eso vemos una estética de movilización en el lanzamiento nacional de La Libertad Avanza (LLA) en Parque Lezama, todo para la disputa electoral.
¿Serán los partidos tradicionales bajo la nueva música o formatos frentistas? La imaginación vuela en variados agrupamientos que pregonan la unidad bajo algún paraguas con perspectiva electoral.
¿Podrá la izquierda con la crítica al capitalismo y la propuesta anticapitalista ser espacio de acumulación para el movimiento popular en su búsqueda de referencia política actual? ¿Podrá articular con sectores aún atrapados en el campo del “posibilismo” o las tradiciones de gestión reformista del régimen del capital?
Los interrogantes aluden a un momento de reorganización socio económica del capitalismo contemporáneo y en donde las formas de representación política están siendo discutidas. Muchos imaginan que pueden contener las luchas en viejas expresiones del poder burgués, por lo que también marchan y buscan ser representación de la multitud.
En todo caso, la búsqueda tiene que transitar nuevos desafíos para construir una sociedad en contra y más allá del capitalismo. Son reflexiones en el medio del tumulto de una gigantesca movilización, que aúna las reivindicaciones en defensa del movimiento de jubilados y por la Universidad Pública y en donde la acumulación política está en discusión.
Julio C. Gambina.